4.1.1 Materia y Antimateria
Stephen Hawking: “A
temperaturas muy altas, las partículas se estarían moviendo tan de prisa que
podrían vencer cualquier atracción entre ellas debido a fuerzas nucleares o
electromagnéticas, pero a medida que se produjese el enfriamiento se esperaría
que las partículas se atrajesen unas a otras hasta comenzar a agruparse juntas.
Además, incluso los tipos de partículas que existiesen en el cosmos dependerían
de la temperatura. A temperaturas suficientemente altas, las partículas tendrían
tanta energía que cada vez que colisionasen se producirían muchos pares partícula/antipartícula
diferentes, y aunque algunas de estas partículas se aniquilarían al chocar con antipartículas, se producirían
más rápidamente de lo que podrían aniquilarse. A temperaturas más bajas, sin
embargo, cuando las partículas que colisionasen tuvieran menos energía, los
pares partícula/antipartícula se producirían menos rápidamente, y la
aniquilación sería más rápida que la producción. Justo en el mismo big bang, se
piensa que el cosmos tuvo un tamaño nulo, y por tanto que estuvo infinitamente
caliente. Pero, conforme el cosmos se expandía, la temperatura de la radiación
disminuía. Un segundo después del big bang, la temperatura habría descendido
alrededor de diez mil millones de grados. Eso representa unas mil veces la
temperatura en el centro del Sol, pero temperaturas tan altas como ésa se
alcanzan en las explosiones de las bombas H. En ese momento, el cosmos habría
contenido fundamentalmente fotones, electrones, neutrinos (partículas extremadamente
ligeras que son afectadas únicamente por la fuerza débil y por la gravedad) y
sus antipartículas, junto con algunos protones y neutrones. A medida que el
cosmos continuaba expandiéndose y la temperatura descendiendo, el ritmo al que
los pares electrón/antielectrón estaban siendo producidos en las colisiones
habría descendido por debajo del ritmo al que estaban siendo destruidos por
aniquilación. Así, la mayor parte de los electrones y los antielectrones se
habrían aniquilado mutuamente para producir más fotones, quedando solamente
unos pocos electrones. Los neutrinos y los antineutrinos, sin embargo, no se
habrían aniquilado unos a otros, porque estas partículas interaccionan entre
ellas y con otras partículas muy débilmente.”
Rodrigo García Colín Carrillo: “Materia y antimateria: unidad de contrarios. Una de las tesis
cardinales del Materialismo Dialéctico "la unidad y lucha de contrarios"
ha encontrado su confirmación más sorprendente en el terreno de la naturaleza
con el principio de Paul Dirac: "a toda partícula le corresponde su antipartícula".
Desde entonces las antipartículas han sido descubiertas, una
a una, en los aceleradores nucleares. Y el principio de Paul Dirac se ha
convertido en una de las piedras angulares de la física moderna Las partículas
y sus antipartículas son verdaderos opuestos, idénticos en su masa, en su
espín; su oposición radica en su carga opuesta; oposición que se manifiesta explosivamente
cuando los opuestos se encuentran : se aniquilan transformándose en fotones de
diversa energía; pero los opuestos negados siguen implícitos en los fotones,
vuelven a emerger cuando la característica esencial de la luz —su movimiento a
300.000 kilómetros por segundo— es negada mediante la colisión con diversas
partículas, generando en el acto diversas partículas y antipartículas. La gran
explosión que generó el cosmos conocido se supone que originó la misma cantidad
de materia y antimateria. Una de las líneas de investigación más cautivantes de
la cosmología y la física modernas es rastrear el destino de la antimateria generada. Si esta hipótesis
resulta correcta la unidad de contrarios estaría implicada en el origen mismo
del cosmos conocido. Las contradicciones han sido encontradas, una detrás de
otra, en las partículas llamadas elementales, como burlándose de su nombre y
mofándose de la ley de identidad. Todo un abanico de contradicciones (en todos
los niveles hegelianos: diferencia, contradicción, antagonismo) están
implicados en cada una de las partículas elementales. Así el neutrón en estado
libre se desintegra en un electrón, un protón y un antineutrino; el protón se
desintegra en un neutrón, en un positrón (antielectrón) y un neutrino; los
mesones (cuantos de la interacción fuerte) además de existir positivos,
negativos, y neutros decaen en fotones de gran energía; los muones (electrones
pesados), además de ser positivos o negativos se desintegran en neutrones,
neutrinos y antineutrinos o en positrones, neutrinos y antineutrinos
respectivamente. Muchas de estas desintegraciones (como la de los muones) se
dan en pocas millonésimas de segundo y otras como la del protón en un tiempo en
años de un 1 seguido de 31 a 33 ceros. Por si estas contradicciones no fueran
suficientes y no estuviéramos suficientemente apabullados y confundidos con la
enorme cantidad de nuevas partículas materiales —por no hablar del irónico
nombre de "partículas elementales"—, agreguemos a esto que todas
tienen sus antipartículas y que todos los nucleones se componen de partículas
aun más pequeñas llamadas quarks, que además de existir en cuatro variantes,
también tienen sus antipartículas. Con los quarks emerge un nuevo nivel de la
realidad, con nuevas propiedades o campos (también cuantificados con la
constante Planck), que no existen en el nivel de los nucleones (protones,
neutrones, mesones,) campos conocidos con los extravagantes nombres de: color,
extrañeza, belleza, etc.; junto con sus cuantos o partículas, conocidos como
gluones que, se cree, son responsables de estos campos, mostrando que incluso
los quarks, en tanto emiten partículas virtuales, no son
"elementales". Hasta el momento sólo el electrón y algunas otras
partículas permanecen sin revelar su estructura interna. Muchos científicos,
ilusamente diríamos nosotros, las siguen considerando partículas elementales,
eternas e inmutables, pero, como lo demuestra la historia de la ciencia,
seguramente será cuestión de tiempo para que revelen sus secretos. El átomo
supuestamente indivisible y simple es un verdadero cosmos compuesto por una
cantidad, en imparable crecimiento, de "partículas elementales"
(hasta el momento se han descubierto alrededor de ochenta) cuya característica
más relevante consiste en que no son elementales. Una tras otra, estas
partículas han sido derribadas de su pedestal de supuestas partículas
irreductibles, más allá de las cuales ya no hay nada que investigar.
Alan Woods y Ted Grant, en “Razón y Revolución” subrayan el
constante e interminable proceso de confirmación de la complejidad infinita de
la materia, que representa una de las ideas fundamentales del Materialismo
Dialéctico.
"A pesar del
hecho de que la experiencia ha demostrado que la materia no tiene límite, los científicos siguen buscando en
vano los "ladrillos de la materia". (...) Las propiedades de los
quarks todavía esperan ser analizadas, y no hay razón para suponer que eso no
se vaya a conseguir, señalando el camino para el sondeo cada vez más profundo
de las infinitas propiedades de la materia. Este es el camino por el que
siempre ha avanzado la ciencia. Las supuestamente infranqueables barreras al
conocimiento que ha erigido una generación, han sido derribadas por la
siguiente, y así sucesivamente. Toda la experiencia previa nos da la razón al
afirmar que este proceso dialéctico de avance del conocimiento humano es tan
infinito como el propio cosmos. El Materialismo Dialéctico, bien entendido,
representa una concepción del desarrollo como una espiral dialéctica siempre
abierta y rica en contenido cuya única constante es el movimiento y la
contradicción concretas.”
El hecho que haya más materia que antimateria, ¿significa
que se prueba la tesis que un contrario es ligera o mayormente más fuerte que
el otro? ¿Tal y como funciona la mano derecha contra la izquierda?. ¿Podría ser
que haya otro cosmos donde haya más antimateria que materia?
Gustavo Bueno: “En
cualquier caso, el atributo de la codeterminación no implica la conexividad
total o codeterminación mutua de todas las partes de un círculo de materialidad
dada, de acuerdo con la idea platónica de la symploké (El Sofista, 259 c-e, 260
b): «si todo estuviese comunicado con todo no podríamos conocer nada.» Este
postulado de discontinuidad se utiliza en nuestros días, por ejemplo, en la
hipótesis de la existencia de regiones del cosmos físico causalmente disyuntas,
para el caso de las regiones del fondo isotrópico de microondas (la radiación
de A. A. Penzias y R. V. Wilson) de direcciones diversas, entre las cuales
no cabría hablar de interacción causal
si es que mantienen una separación espacial mayor que el producto .”
Resumiendo: La
transformación, produce materia y antimateria. La materia y la antimateria se
dividen en Materia/Anti Materia en
reposo y materia/antimateria en movimiento. Estas son las partes constitutivas
de toda entidad. La materia en reposo es la que le da “orden” a la entidad. La
materia en movimiento, constituye “el caos” de la entidad.
Arriba mencione
que a mayor transformación, mayor materialidad. A menor transformación menor materialidad. Pero hay que resaltar que
la inmaterialidad de la materia, se traduce en antimateria. Pero esto no significa
que la antimateria está formada a causa de anti transformación, o que la línea
del tiempo opere en sentido inverso en la antimateria, o que la entropía sea
inversa en la antimateria. Estas ideas disparatadas, son únicamente de ciencia
ficción. Simplemente significa que la
transformación de la antimateria, tiene propiedades distintas e incluso
antagónicas que la transformación de la materia, pero ambas (transformaciones
de la materia y la antimateria), están gobernadas por algo común; el movimiento
provocado por la contradicción fundamental entre el tiempo y el espacio.
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