29 de marzo de 2014

4.1.1 Materia y Antimateria

4.1.1 Materia y Antimateria




Stephen Hawking: “A temperaturas muy altas, las partículas se estarían moviendo tan de prisa que podrían vencer cualquier atracción entre ellas debido a fuerzas nucleares o electromagnéticas, pero a medida que se produjese el enfriamiento se esperaría que las partículas se atrajesen unas a otras hasta comenzar a agruparse juntas. Además, incluso los tipos de partículas que existiesen en el cosmos dependerían de la temperatura. A temperaturas suficientemente altas, las partículas tendrían tanta energía que cada vez que colisionasen se producirían muchos pares partícula/antipartícula diferentes, y aunque algunas de estas partículas se aniquilarían  al chocar con antipartículas, se producirían más rápidamente de lo que podrían aniquilarse. A temperaturas más bajas, sin embargo, cuando las partículas que colisionasen tuvieran menos energía, los pares partícula/antipartícula se producirían menos rápidamente, y la aniquilación sería más rápida que la producción. Justo en el mismo big bang, se piensa que el cosmos tuvo un tamaño nulo, y por tanto que estuvo infinitamente caliente. Pero, conforme el cosmos se expandía, la temperatura de la radiación disminuía. Un segundo después del big bang, la temperatura habría descendido alrededor de diez mil millones de grados. Eso representa unas mil veces la temperatura en el centro del Sol, pero temperaturas tan altas como ésa se alcanzan en las explosiones de las bombas H. En ese momento, el cosmos habría contenido fundamentalmente fotones, electrones, neutrinos (partículas extremadamente ligeras que son afectadas únicamente por la fuerza débil y por la gravedad) y sus antipartículas, junto con algunos protones y neutrones. A medida que el cosmos continuaba expandiéndose y la temperatura descendiendo, el ritmo al que los pares electrón/antielectrón estaban siendo producidos en las colisiones habría descendido por debajo del ritmo al que estaban siendo destruidos por aniquilación. Así, la mayor parte de los electrones y los antielectrones se habrían aniquilado mutuamente para producir más fotones, quedando solamente unos pocos electrones. Los neutrinos y los antineutrinos, sin embargo, no se habrían aniquilado unos a otros, porque estas partículas interaccionan entre ellas y con otras partículas muy débilmente.” 

Rodrigo García Colín Carrillo: “Materia y antimateria: unidad de contrarios. Una de las tesis cardinales del Materialismo Dialéctico "la unidad y lucha de contrarios" ha encontrado su confirmación más sorprendente en el terreno de la naturaleza con el principio de Paul Dirac: "a toda partícula le corresponde su antipartícula".

Desde entonces las antipartículas han sido descubiertas, una a una, en los aceleradores nucleares. Y el principio de Paul Dirac se ha convertido en una de las piedras angulares de la física moderna Las partículas y sus antipartículas son verdaderos opuestos, idénticos en su masa, en su espín; su oposición radica en su carga opuesta; oposición que se manifiesta explosivamente cuando los opuestos se encuentran : se aniquilan transformándose en fotones de diversa energía; pero los opuestos negados siguen implícitos en los fotones, vuelven a emerger cuando la característica esencial de la luz —su movimiento a 300.000 kilómetros por segundo— es negada mediante la colisión con diversas partículas, generando en el acto diversas partículas y antipartículas. La gran explosión que generó el cosmos conocido se supone que originó la misma cantidad de materia y antimateria. Una de las líneas de investigación más cautivantes de la cosmología y la física modernas es rastrear el destino de la  antimateria generada. Si esta hipótesis resulta correcta la unidad de contrarios estaría implicada en el origen mismo del cosmos conocido. Las contradicciones han sido encontradas, una detrás de otra, en las partículas llamadas elementales, como burlándose de su nombre y mofándose de la ley de identidad. Todo un abanico de contradicciones (en todos los niveles hegelianos: diferencia, contradicción, antagonismo) están implicados en cada una de las partículas elementales. Así el neutrón en estado libre se desintegra en un electrón, un protón y un antineutrino; el protón se desintegra en un neutrón, en un positrón (antielectrón) y un neutrino; los mesones (cuantos de la interacción fuerte) además de existir positivos, negativos, y neutros decaen en fotones de gran energía; los muones (electrones pesados), además de ser positivos o negativos se desintegran en neutrones, neutrinos y antineutrinos o en positrones, neutrinos y antineutrinos respectivamente. Muchas de estas desintegraciones (como la de los muones) se dan en pocas millonésimas de segundo y otras como la del protón en un tiempo en años de un 1 seguido de 31 a 33 ceros. Por si estas contradicciones no fueran suficientes y no estuviéramos suficientemente apabullados y confundidos con la enorme cantidad de nuevas partículas materiales —por no hablar del irónico nombre de "partículas elementales"—, agreguemos a esto que todas tienen sus antipartículas y que todos los nucleones se componen de partículas aun más pequeñas llamadas quarks, que además de existir en cuatro variantes, también tienen sus antipartículas. Con los quarks emerge un nuevo nivel de la realidad, con nuevas propiedades o campos (también cuantificados con la constante Planck), que no existen en el nivel de los nucleones (protones, neutrones, mesones,) campos conocidos con los extravagantes nombres de: color, extrañeza, belleza, etc.; junto con sus cuantos o partículas, conocidos como gluones que, se cree, son responsables de estos campos, mostrando que incluso los quarks, en tanto emiten partículas virtuales, no son "elementales". Hasta el momento sólo el electrón y algunas otras partículas permanecen sin revelar su estructura interna. Muchos científicos, ilusamente diríamos nosotros, las siguen considerando partículas elementales, eternas e inmutables, pero, como lo demuestra la historia de la ciencia, seguramente será cuestión de tiempo para que revelen sus secretos. El átomo supuestamente indivisible y simple es un verdadero cosmos compuesto por una cantidad, en imparable crecimiento, de "partículas elementales" (hasta el momento se han descubierto alrededor de ochenta) cuya característica más relevante consiste en que no son elementales. Una tras otra, estas partículas han sido derribadas de su pedestal de supuestas partículas irreductibles, más allá de las cuales ya no hay nada que investigar.

Alan Woods y Ted Grant, en “Razón y Revolución” subrayan el constante e interminable proceso de confirmación de la complejidad infinita de la materia, que representa una de las ideas fundamentales del Materialismo Dialéctico.

"A pesar del hecho de que la experiencia ha demostrado que la materia no tiene  límite, los científicos siguen buscando en vano los "ladrillos de la materia". (...) Las propiedades de los quarks todavía esperan ser analizadas, y no hay razón para suponer que eso no se vaya a conseguir, señalando el camino para el sondeo cada vez más profundo de las infinitas propiedades de la materia. Este es el camino por el que siempre ha avanzado la ciencia. Las supuestamente infranqueables barreras al conocimiento que ha erigido una generación, han sido derribadas por la siguiente, y así sucesivamente. Toda la experiencia previa nos da la razón al afirmar que este proceso dialéctico de avance del conocimiento humano es tan infinito como el propio cosmos. El Materialismo Dialéctico, bien entendido, representa una concepción del desarrollo como una espiral dialéctica siempre abierta y rica en contenido cuya única constante es el movimiento y la contradicción concretas.”

El hecho que haya más materia que antimateria, ¿significa que se prueba la tesis que un contrario es ligera o mayormente más fuerte que el otro? ¿Tal y como funciona la mano derecha contra la izquierda?. ¿Podría ser que haya otro cosmos donde haya más antimateria que materia?

Gustavo Bueno: “En cualquier caso, el atributo de la codeterminación no implica la conexividad total o codeterminación mutua de todas las partes de un círculo de materialidad dada, de acuerdo con la idea platónica de la symploké (El Sofista, 259 c-e, 260 b): «si todo estuviese comunicado con todo no podríamos conocer nada.» Este postulado de discontinuidad se utiliza en nuestros días, por ejemplo, en la hipótesis de la existencia de regiones del cosmos físico causalmente disyuntas, para el caso de las regiones del fondo isotrópico de microondas (la radiación de A. A. Penzias y R. V. Wilson) de direcciones diversas, entre las cuales no  cabría hablar de interacción causal si es que mantienen una separación espacial mayor que el producto .”

Resumiendo: La transformación, produce materia y antimateria. La materia y la antimateria se dividen en Materia/Anti Materia  en reposo y materia/antimateria en movimiento. Estas son las partes constitutivas de toda entidad. La materia en reposo es la que le da “orden” a la entidad. La materia en movimiento, constituye “el caos” de la entidad.


Arriba mencione que a mayor transformación, mayor materialidad. A menor transformación  menor materialidad. Pero hay que resaltar que la inmaterialidad de la materia, se traduce en antimateria. Pero esto no significa que la antimateria está formada a causa de anti transformación, o que la línea del tiempo opere en sentido inverso en la antimateria, o que la entropía sea inversa en la antimateria. Estas ideas disparatadas, son únicamente de ciencia ficción.  Simplemente significa que la transformación de la antimateria, tiene propiedades distintas e incluso antagónicas que la transformación de la materia, pero ambas (transformaciones de la materia y la antimateria), están gobernadas por algo común; el movimiento provocado por la contradicción fundamental entre el tiempo y el espacio. 

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