2.3.1 ¿Puede la teoría del “Cosmos” ser explicada
por los “Físicos”? (científicos especialistas que usan ecuaciones: Crítica a la
segunda ley de la Termodinámica)
A estas alturas del partido, la respuesta obvia a esta
pregunta es: No.
¿Pueden las computadoras (que se basan en un lenguaje
binario de 0 y 1), representar la realidad?. No digo que no se pueda,
simplemente, que dicha representación es imperfecta, lineal, estática. El mundo
material no es lineal ni estático, y este aspecto de la realidad es mejor
explicado con palabras que con números. No estoy diciendo ni más, ni menos que
esto.
Analicemos por un momento el lenguaje binario de las computadoras.
Éstas se basan en “1” y “0”. En un sentido filosófico, ambos son contrarios. El
uno es todo lo opuesto al cero y viceversa. Su relación simbiótica permite
edificar la arquitectura de los programas computacionales más poderosos, que
nos sirven día a día para la actividad económica del trabajo, es decir, la
transformación que el hombre le hace a la naturaleza. Pero hay un defecto con
ver las cosas en blanco y negro. ¿Acaso la parte blanca del Yin Yang no tiene
un poquito de negro?. ¿Acaso la parte negra del Yin Yang no tiene un poquito de
blanco?. La forma del blanco del Yin Yang no es cuadrada, ni tampoco la forma
del negro. Están unidos como un rompecabezas. ¿Alguien podría representar un
simple Yin Yang con una ecuación matemática?. Y eso que este símbolo de la
filosofía asiática, está en un plano bidimensional, terreno al que están
acostumbrados los físicos y matemáticos, pero en realidad la materia y el cosmos,
está en un plano multidimensional. Entonces, si no hay forma de explicar un Yin
Yang bidimensional con una ecuación matemática, ¿Cómo podría entonces la
realidad objetiva universal multidimensional, ser representada con una ecuación
matemática?. El mismo Stephen Hawking reconoce indirectamente lo limitado
de la ciencia (como él la entiende, es decir “física teórica basada en ecuaciones
matemáticas”), para explicar la teoría de “el todo”. Su forma matemática de
pensar, lo circunscribe a un plano finito.
Los números le ponen fin al infinito, y no podría ser de
otra forma, de lo contrario, el pensamiento del ser humano sería caótico. El
ser humano necesita lidiar con magnitudes entendibles para poder procesar dicha
información en un pensamiento lógico y coordinado. Prueba de esto es el número
Gúgol. ¿La persona común y corriente, cuántas veces en su vida necesita usar
este número?. Cuando fue nombrado en 1938, el gúgol era indudablemente grande,
y desde un punto de vista físico, un gúgol es mayor que el número de galáxias
en el Universo conocido. Sin embargo, con la invención de computadoras y
algoritmos rápidos, el cálculo de números del tamaño de un gúgol se ha
convertido en rutina. Por ejemplo, incluso el difícil problema de la
factorización en números primos es ahora sencillo para 100 cifras.
La necesidad de inventar el número gúgol (un uno, seguido
por cien ceros), es un ejemplo de nuestra necesidad humana de volver “finito”
lo que por naturaleza es “infinito”, para poderlo entender. Las matemáticas
llevan implícita la necesidad de “simplificar” las relaciones cuantitativas del
universo. Recordemos que el pensamiento del ser humano, es simplemente una
representación, un reflejo de la realidad. Así que en ese sentido, el carácter
finito de las matemáticas, se encuentra únicamente en el cerebro humano. Las
matemáticas como hemos explicado anteriormente, solamente existen en el
cerebro. ¿Dónde se encuentra el número uno?. ¿En la realidad objetiva, o en la
mente del sujeto gnoseológico?.
Con este ejemplo será suficiente para explicar mi argumento:
el círculo perfecto ¿donde existe? ¿En la realidad o en el pensamiento?. Por tanto, el carácter finito de las
matemáticas, inevitablemente se cuela entre las conclusiones matemáticas.
El mismo Stephen Hawking reconoce indirectamente este hecho, en el siguiente
párrafo:
“El objetivo final de
la ciencia es el proporcionar una única teoría que describa correctamente todo
el cosmos. Sin embargo, el método que la mayoría de los científicos siguen en
realidad es el de separar el problema en dos partes. Primero, están las leyes
que nos dicen cómo cambia el cosmos con el tiempo. (Si conocemos cómo es el cosmos
en un instante dado, éstas leyes físicas nos dirán cómo será el cosmos en
cualquier otro posterior.) Segundo, está la cuestión del estado inicial del cosmos.
Algunas personas creen que la ciencia se debería ocupar únicamente de la
primera parte: consideran el tema de la situación inicial del cosmos
como objeto de la metafísica (filosofía) o la religión. Ellos argumentarían
que Dios, al ser omnipotente, podría haber iniciado el cosmos de la manera que
más le hubiera gustado. Puede ser que sí, pero en ese caso él también haberlo
hecho evolucionar de un modo totalmente arbitrario. En cambio, parece ser
que eligió hacerlo evolucionar de una manera muy regular siguiendo ciertas
leyes. Resulta, así pues, igualmente razonable suponer que también hay leyes
que gobiernan el estado inicial. Es muy difícil construir una única
teoría capaz de describir todo el cosmos. En vez de ello, nos vemos forzados,
de momento, a dividir el problema en varias partes, inventando un cierto número
de teorías parciales”.
Hawking menciona dos partes. A) el cambio del cosmos en el
tiempo (estudiado por la física teórica). Y B) el estado inicial del cosmos
(antes del big bang). Hawking reconoce no entender bien la parte B. Correctamente
señala que la parte B, debería ser analizada por la filosofía (él le llama
metafísica). Él tiene una idea de por qué las cosas están divididas en dos
partes, pero no es una idea clara y perfecta. Sabe que existen estas dos
partes, pero no sabe cómo lidiar con la segunda, únicamente sabe que ésta es
analizada por la filosofía. Pues bien, ésta es la cuestión; La primera parte
que él menciona, la parte A) “el cambio del cosmos en el tiempo”, es analizada
por las ecuaciones matemáticas aplicadas a la física teórica. La parte B) “el
estado inicial del cosmos” (antes del big bang) es analizado por la filosofía.
¿Pero por qué?. La respuesta es que simplemente las ecuaciones matemáticas no
son muy buenas cuando se trata de lidiar con conceptos tan abstractos como el
amor, odio, infinito etc. Para esto
la evolución le ha brindado al cerebro humano dos herramientas metodológicas,
no solamente una. La primera son las ecuaciones matemáticas, y la
segunda es el lenguaje articulado. El
todo se divide en dos partes, no porque exista un A) cambio en el tiempo y un
B) estado inicial del cosmos, sino porque el cosmos se divide en A)“forma
(orden y materia en reposo) y B)Contenido (caos o materia en movimiento)”. La
primera es explicada por físicos matemáticos, y la segunda por filósofos.
Hawking casi llega a entender esta relación entre forma y
contenido, pero él sin proponérselo, le da un carácter obscuro, metafísico con
matices incomprensibles. Sin embargo, como la mente del ser humano,
frecuentemente tiene que relacionarse con la realidad objetiva, muchos de los
postulados de Hawking, lo llevan por el camino correcto. En el siguiente
párrafo podemos ver cómo él hace una distinción más o menos clara de la
relación entre el fenómeno “forma y Contenido”.
“Laplace sugirió que
debía existir un conjunto de leyes científicas que nos permitirían predecir
todo lo que sucediera en el cosmos, con tal de que conociéramos el estado
completo del cosmos en un instante de tiempo. Por ejemplo, si supiéramos las
posiciones y velocidades del Sol y de los planetas en un determinado momento,
podríamos usar entonces las leyes de Newton para calcular el estado del sistema
solar en cualquier otro instante. El determinismo parece bastante obvio en
este caso, pero Laplace fue más lejos hasta suponer que había leyes
similares gobernando todos los fenómenos, incluido el comportamiento humano...
Para evitar este resultado, obviamente ridículo, el científico alemán
Max Planck sugirió en 1900 que la luz, los rayos X y otros tipos de ondas no
podían ser emitidos en cantidades arbitrarias, sino sólo en ciertos paquetes
que él llamó «cuantos». La hipótesis cuántica explicó muy bien la emisión de
radiación por cuerpos calientes, pero sus aplicaciones acerca del determinismo
no fueron comprendidas hasta 1926, cuando otro científico alemán, Werner
Heisenberg, formuló su famoso principio de incertidumbre. Para poder
predecir la posición y la velocidad futuras de una partícula, hay que ser capaz
de medir con precisión su posición y velocidad actuales. El modo obvio de hacerlo
es iluminando con luz la partícula. Algunas de las ondas luminosas serán
dispersadas por la partícula, lo que indicará su posición. Sin embargo, uno no
podrá ser capaz de determinar la posición de la partícula con mayor precisión
que la distancia entre dos crestas consecutivas de la onda luminosa, por lo que
se necesita utilizar luz de muy corta longitud de onda para poder medir la posición
de la partícula con precisión. Pero, según la hipótesis de Planck, no se puede
usar una cantidad arbitrariamente pequeña de luz; se tiene que usar como mínimo
un cuanto de luz. Este cuanto perturbará la partícula, cambiando su velocidad
en una cantidad que no puede ser predicha. Además, cuanto con mayor precisión
se mida la posición, menor habrá de ser la longitud de onda de la luz que se
necesite y, por lo tanto, mayor será la energía del cuanto que se haya de usar.
Así la velocidad de la partícula resultará fuertemente perturbada. En otras
palabras, cuanto con mayor precisión se trate de medir la posición de la partícula,
con menor exactitud se podrá medir su velocidad, y viceversa. Heisenberg
demostró que la incertidumbre en la posición de la partícula,
multiplicada por la incertidumbre en su velocidad y por la masa de la
partícula, nunca puede ser más pequeña que una cierta cantidad, que se conoce
como constante de Planck. Además, este límite no depende de la forma en que uno
trata de medir la posición o la velocidad de la partícula, o del tipo de
partícula: el principio de incertidumbre de Heisenberg es una propiedad
fundamental, ineludible, del mundo.”
A lo que Hawking
llama “determinismo” en realidad se le llama en “forma, orden o materia en
reposo” en lenguaje filosófico. A lo que él llama “indeterminismo” se le llama
“contenido, caos o materia en movimiento” en este mismo lenguaje filosófico.
El reconoce la existencia de ambos fenómenos, y reconoce también que el método
matemático tradicional, no le permite entender a cabalidad el indeterminismo,
es decir el “contenido”.
El problema fundamental de los matemáticos, es que en vez de
hacer generalizaciones metodológicamente dialécticas, hacen generalizaciones
sin conocer el método dialéctico, lo cual transforma a sus generalizaciones en
falacias. La teoría de “El Todo” no es fija o formal, sino es fluida o dialéctica,
por lo cual hay que conocer las leyes que rigen el movimiento de la dialéctica;
es decir, el uso de palabras.
Un ejemplo clásico sobre el error que los físicos hacen
sobre la generalización de sus falacias matemáticas, es sobre la segunda ley de
la termodinámica. A continuación, explicaremos como los físicos usando ecuaciones
matemáticas, llegan a una conclusión falsa sobre una ley tan básica en la
física.
En wikipedia, se lee el siguiente concepto de la segunda ley
de la termodinámica: “Ésta ley marca la
dirección en la que deben llevarse a cabo los procesos termodinámicos y, por lo
tanto, la imposibilidad de que ocurran en el sentido contrario (por ejemplo,
que una mancha de tinta dispersada en el agua pueda volver a concentrarse en un
pequeño volumen). También establece, en algunos casos, la imposibilidad de
convertir completamente toda la energía de un tipo en otro sin pérdidas. De
esta forma, la segunda ley impone restricciones para las transferencias de
energía que hipotéticamente pudieran llevarse a cabo teniendo en cuenta sólo el
primer principio. Ésta ley apoya todo su contenido aceptando la existencia
de una magnitud física llamada entropía, de tal manera que, para un sistema
aislado (que no intercambia materia ni energía con su entorno), la variación de
la entropía siempre debe ser mayor que cero.
Debido a esta ley
también se tiene que el flujo espontáneo de calor siempre es unidireccional,
desde los cuerpos de mayor temperatura hacia los de menor temperatura, hasta
lograr un equilibrio térmico.
La aplicación más
conocida es la de las máquinas térmicas, que obtienen trabajo mecánico mediante
aporte de calor de una fuente o foco caliente, para ceder parte de este calor a
la fuente o foco o sumidero frío. La diferencia entre los dos calores tiene su
equivalente en el trabajo mecánico obtenido.”
El concepto arriba descrito, es cierto como lo aclara en el
primer párrafo: “para un sistema aislado (que no intercambia materia con su
entorno).”
Sin embargo Hawking
(y muchos otros físicos teóricos), dicen que en todo el cosmos, hay más
desorden (entropía), que orden. ¡Una cosa es un sistema cerrado como una
maquina térmica, y otra es el cosmos!.
Stephen Hawking dice:
“Es una cuestión de
experiencia diaria que el desorden tiende a aumentar, si las cosas se abandonan
a ellas mismas. (¡Uno sólo tiene que dejar de reparar cosas en la casa para
comprobarlo!) Se puede crear orden a partir del desorden (por ejemplo, uno
puede pintar la casa), pero esto requiere un consumo de esfuerzo o energía, y
por lo tanto disminuye la cantidad de energía ordenada obtenible.”
Rodrigo García, explica claramente el error de Hawking:
“Afortunadamente el Cosmos no es un sistema
aislado reducible a las leyes de la termodinámica. Las estructuras que se auto
organizan están por todas partes, la interacción y el caos pueden organizar una
vez llegados al punto de irreversibilidad de manera espontánea a la materia,
aun en la dinámica de los gases, donde se supone sólo se tiene el camino hacia
el desorden. Un ejemplo asombroso es el reloj químico, en donde una mezcla
específica de gases de diferentes colores a cierta temperatura, que de acuerdo
a la segunda ley debería llegar al equilibrio inerte "se observó que la
solución cambiaba periódicamente su color, pasando a intervalos regulares de
incolora a amarillo pálido para volver a hacerse incolora, lo que significa que
la reacción retrocedía y volvía a avanzar como si no pudiese decidir qué
sentido tomar".
Allan Woods explica :
“Este es otro ejemplo
de lo que sucede cuando se intenta llevar teorías científicas más allá de los
límites en los que tienen una aplicación comprobada. Las limitaciones de los
principios de la termodinámica ya se demostraron en el siglo pasado en una
polémica entre Lord Kelvin, el famoso físico inglés, y los geólogos en relación
a la edad de la tierra. Las predicciones de Lord Kelvin sobre la base de la
termodinámica iban en contra de todo lo que se conocía de evolución biológica y
geológica. La teoría planteaba que la tierra debía de haber estado fundida hace
tan solo 20 millones de años. Una enorme acumulación de pruebas demostró que
los geólogos estaban en lo cierto y Lord Kelvin no…De hecho, la naturaleza
demuestra en muchos casos no sólo desorganización y decadencia, sino también el
proceso opuesto crecimiento y auto organización espontáneas. La madera se
pudre, pero también crecen los árboles. Según Prigogine, las estructuras que se
organizan por sí mismas se encuentran en todas partes en la naturaleza”.
De igual manera, M. Waldrop llega a la conclusión:
"Un láser es un
sistema que se auto-organiza, en el que las partículas de luz, fotones, pueden
agruparse espontáneamente en un sólo haz potente que tiene a todos los fotones
moviéndose prietas las filas. Un huracán es un sistema que se auto-organiza
fortalecido por la corriente constante de energía que viene del sol, que dirige
los vientos y saca el agua de la lluvia de los océanos. Una célula viva aunque
mucho más complicada de analizar matemáticamente es un sistema que se
auto-organiza, que sobrevive tomando energía en forma de comida y excretando
energía en forma de calor y desperdicios".
El Diario Universal 21 septiembre 2012, Eudes Vera, Ph. D., Ingeniero Electricista para el Diario Universal:
“Un equipo de
Científicos Venezolanos encabezados por el Ingeniero Prof. Luís Solórzano
acaban de invalidar la Segunda Ley de la Termodinámica. La Reproducimos y
enlazamos literalmente el artículo
aparecido en el Universal con fecha de 21 de septiembre de 2012. Escrito por
Eudes Vera que lleva por título:
“Derrumban Segunda Ley
de la Termodinámica”.
El investigador
venezolano, Luís Solórzano, nativo de Tucupido, estado Guárico, Licenciado en
la UCV como ingeniero electricista en 1967, inventor del Motor de Aire.
Su prototipo:
http://www.mediafire.com/?32cx6bzqxox4awl,http://www.mediafire.com/view/?e5fi33f3yh86xtc
y de la Turbina Térmica de Perfiles:
(http://www.eluniversal.com/opinion/110525/la-oficina-de-patentes-estadounidense-reconoce-invento-venezolano).
Acaba de demostrar
experimentalmente en su laboratorio, ubicado en la ciudad de Miami, que la
Segunda Ley de la Termodinámica no es en realidad una ley, es decir, no se
cumple, en el caso de la Turbina Térmica de Perfiles.
En efecto, en un
reciente reporte de avance, Solórzano muestra que al utilizar una TTP de 8
perfiles con un flujo de aire de 23 m/s, y
al aplicarle una potencia de entrada de 3 W se obtiene una potencia
generada útil de 130 W, a una velocidad rotacional de 900 rpm
(http://www.mediafire.com/view/?uh7c1paiph0brki ).
Este resultado,
perfectamente comprobable y reproducible por lo demás, era hasta ahora
considerado imposible según la Segunda Ley de la Termodinámica. En efecto,
esta ley, postulada en 1851 por el
físico británico Lord Kelvin, descarta la posibilidad de construir un móvil
perpetuo de segunda clase.
Éste se define
como una máquina capaz de transformar en
trabajo mecánico el calor tomado del ambiente, mediante el enfriamiento de los
cuerpos que la rodean. El motor de aire desafía esta ley, pues al generar una
potencia de salida mayor que la aplicada, mediante la extracción de la energía
térmica del aire ambiental por medio de perfiles aerodinámicos, hace posible un
movimiento auto sostenido, el cual puede utilizarse para mover un vehículo o
convertirse en energía eléctrica ilimitada.
Como integrante del
equipo de investigación encabezado por Luis Solórzano, he podido reproducir
utilizando turbinas no óptimas, los siguientes valores:
potencia de entrada:
16,65 W;
potencia de salida:
16,67 W,
Corroborando así los
resultados de Luis Solórzano, los cuales sin duda son de una trascendencia científica y
económica enorme, ya que amén de obligar a reescribir los textos de física,
pone al alcance de la humanidad una fuente de energía limpia, renovable y de
costo cero: el aire ambiental”.
En resumen: Hawking haciendo uso de una súper falacia, dice
que como en un sistema cerrado (una máquina de vapor por ejemplo) el desorden
(la entropía) aumenta, entonces en todo el cosmos también el desorden aumenta.
La lógica dialéctica, demuestra que en el cosmos el orden y el desorden,
conviven de manera codeterminada. El orden como “forma” y el desorden
(entropía) como “contenido”. Del orden nace el caos (por ejemplo cuando mi
cuerpo muera), pero del caos nace el orden (por ejemplo cuando mi cuerpo
descompuesto, sirva de nutrientes para animales de rapiña, gusanos insectos
etc.). El artículo de prensa anterior, es una crítica colosal a la segunda ley
de la termodinámica, y demuestra experimentalmente lo que la filosofía
dialéctica siempre a afirmado: que el orden y el caos se complementan y se
codeterminan; Yin Yang.
La metafísica impregnada en la mente de los físicos teóricos
actuales, es la que les impide profundizar en los fenómenos que están más allá
del horizonte categorial de la física.
Engels explica: “Los
naturalistas creen liberarse de la filosofía simplemente por ignorarla o hablar
mal de ella. Pero, como no pueden lograr nada sin pensar y para pensar hace
falta recurrir a las determinaciones del pensamiento y toman estas categorías,
sin darse cuenta de ello, de la conciencia usual de las llamadas gentes cultas,
dominada por los residuos de filosofías desde hace largo tiempo olvidadas, del
poquito de filosofía obligatoriamente aprendido en la Universidad (y que,
además de ser puramente fragmentario, constituye un revoltijo de ideas de
gentes de las más diversas escuelas y, además, en la mayoría de los casos, de
las más malas), o de la lectura, ayuna de todo crítica y de todo plan
sistemático, de obra filosófica de todas clases, resulta que no por ello dejan
de hallarse bajo el vasallaje de la filosofía, pero, desgraciadamente, en la
mayor parte de los casos, de la peor de todas, y quienes más insultan a la
filosofía son esclavos precisamente de los peores residuos vulgarizados de la
peor de las filosofías”. (La religión)
En resumen, la teoría del “cosmos” no puede ser explicada
por especialistas que usan números, simplemente porque el cosmos es específico
pero también general. Se rige por leyes específicas pero también por leyes
generales. Las leyes específicas son mejor explicadas con ecuaciones
matemáticas, las leyes generales son mejor explicadas con palabras, pero no
cualquier tipo de palabras, sino con palabras y enunciados lógicos y
racionales, que tengan concordancia con los hallazgos de la ciencia. Es decir, La
ciencia es específica, la filosofía es general. Para explicar la teoría del Cosmos,
necesitamos de ambas.
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