2.3.2 ¿Puede la teoría del “Cosmos” ser explicada
por los “Filósofos” tradicionales; religiosos, gnoseológicos o metafísicos
(generalistas que usan únicamente palabras reveladas)?
La respuesta que le doy a esta pregunta es qué NO. Estos
tampoco pueden explicar la teoría del cosmos; permítanme explicar porqué:
Históricamente los primeros físicos, en realidad fueron
filósofos y viceversa. Pero hay que entender que en la antigüedad la ciencia no
tenía tantas ramificaciones. Sin embargo hoy en día, los límites del campo de
acción de cada ciencia están mejor delimitados que en la antigüedad. Así que
hoy en día asumiremos teóricamente que los Físicos no son filósofos y que los
filósofos no son físicos. Aunque el conocimiento de ambos se interceptan como
en un diagrama de Venn, tienen diferencias elementales; el primero utiliza “La
Forma” (es decir ecuaciones matemáticas) como la materia prima de su lenguaje,
y el segundo utiliza “El contenido” (es decir, palabras y oraciones). El
primero aplica el método científico a los fenómenos de movimiento, tiempo,
espacio, distancia, energía etc., en
base a eso se pone a filosofar sobre las relaciones en la naturaleza, sociedad
y pensamiento. El segundo aplica el método dialéctico filosófico a las
relaciones de la naturaleza, sociedad y pensamiento, y sobre eso se pone a
filosofar sobre el movimiento, tiempo, espacio, distancia energía etc.
Como he explicado al inicio de éste ensayo, hay dos tipos de
filosofía: Irracional y Racional.
Filosofía Irracional
La filosofía irracional, hace uso del lenguaje articulado,
pero de manera irracional. Esto se da cuando el pensamiento humano, se divorcia
de la práctica social, dando paso a la formación de la filosofía “idealista”.
Cuando una persona se pone a filosofar, sin someter todos sus postulados a la
aplicación práctica, sus conclusiones se van tornando cada vez más obscuras e
irracionales. Platón pensaba que éste era el mejor método para conocer el cosmos.
Según la escuela platónica, para conocer el cosmos, había que encerrarse en un
cuarto obscuro, apagar las luces, cerrar los ojos y meditar. Según platón, todo
depende de la “idea”, ésta es la que le da forma a la materia, por lo cual, la
filosofía irracional se divide en: religión, gnoseología y metafísica:
La religión:, Definir qué es religión (del latín
religare o re-legere) ha sido y es motivo de controversia entre los
especialistas.
Según el sociólogo G. Lenski, es
“un sistema compartido
de creencias y prácticas asociadas, que se articulan en torno a la naturaleza
de las fuerzas que configuran el destino de los seres humanos”.
Por su parte, el antropólogo Clifford Geertz propone una
definición alternativa:
“La religión es un
sistema de símbolos que obra para establecer vigorosos, penetrantes y duraderos
estados anímicos y motivaciones en los hombres, formulando concepciones
de un orden general de existencia y revistiendo estas concepciones con una
aureola de efectividad tal que los estados anímicos y motivaciones parezcan de
un realismo único”.
Debido al amplio espectro de usos de la palabra, resulta
especialmente complejo ofrecer una definición exhaustiva de la religión o del
fenómeno religioso. Sin embargo, se puede afirmar que, como hecho
antropológico, engloba entre otros los siguientes elementos: “tradiciones, culturas ancestrales,
instituciones, escrituras, historia, mitología, fe y credos, experiencias
místicas, ritos, liturgias, oraciones...”[1] El común denominador de todas las
religiones, es la creencia en algo superior, que la idea existe
independientemente de la materia y que
esta idea superior determina en mayor o menor medida, las relaciones de
las fuerzas del cosmos, la sociedad y el pensamiento. Mi concepción
materialista aborda el fenómeno de “El Todo” (Cosmos, sociedad y pensamiento)
exactamente al contrario; es la materia la que determina la idea, y la idea
influye activamente en la materia.
Sin embargo, aunque suene anti materialista, si todas las
religiones tienen la idea de algo superior, es porque ha de existir algo
superior, pues si uno de los principios materialistas es que la idea es
determinada por algo material, así también la idea de algo superior, está
igualmente determinada por algo
materialmente superior –no necesariamente un Dios-. Ese “algo” superior
material, es lo que hace que todo se mueva y la religión y su concepto por
excelencia “Dios” es simplemente la “Forma” que ese “algo” material tomó en la
sociedad y en la mente de las personas.
Mi concepto material acerca de ese “algo” superior, no es más
ni menos que el principio dialéctico que “El todo es mayor a la suma de las
partes”. Por ejemplo; El aire ¿De qué está formado?. Está formado de pequeñas
combinaciones de oxigeno, hidrógeno y otros elementos. Dichas moléculas por sí
mismas, no representan un peligro para nadie. ¿Huiría usted de las moléculas de
aire?, yo no lo haría, pero ¿Huiría
usted de un tornado?, yo si lo haría. De qué está formado el tornado. ¿No está
formado de moléculas de aire?.
Aquí se muestra que la suma de las partes, da algo “más” que
simplemente la suma, en este caso, un tornado. En lo personal, si existe un
“algo” superior: no es más que la suma de todas las inteligencias. En otras
palabras, la suma de todas las inteligencias, da algo “más” que simplemente la
suma. Así que ese es mi argumento en cuanto a la “idea superior”. Hasta el
grado actual de la ciencia, no hay ninguna prueba que exista Dios, ni que los
libros sagrados, sean sagrados. Así que quiero aclarar que ese “algo más”
producto de la suma de las inteligencias, no creo que equivalga al concepto
“Dios”, pues Dios hasta donde se sabe (dialécticamente hablando) no existe.
No analizaré más este punto, pues haré una descripción
completa en la última parte de éste ensayo, pero lo que me basta decir para lo
que me interesa en este apartado, es que no debe ser tomado a la ligera el
hecho de que prácticamente todos los seres humanos a lo largo de la historia han creído más o menos en un “algo” superior en algún momento de su vida.
Sin embargo, el problema de la religión es que es dogmática.
Este hecho entra en contradicción directa con la ciencia. La investigación ha
sido vista como pecaminosa, pues pone al descubierto las relaciones sociales de
dominación.
La ciencia sin filosofía, conduce al misticismo. ¿Por qué?, porque
la mayoría de científicos, fueron criados en hogares religiosos, así que las
conclusiones filosóficas de los científicos, están bañadas de los prejuicios
religiosos dogmáticos de su niñez. El dogma más famoso de todas las religiones,
es que la “idea superior” que bien puede ser “Dios” o la “Idea Pura” de Kant,
constituyen el principio de todo. Los prejuicios religiosos conducen al
pensamiento metafísico, el cual es difícil de borrar de la mente de los
investigadores, que hasta en las matemáticas termina colándose dicho
misticismo.
Tal como explicaba Engels;
“Otro tanto ocurre con
las matemáticas. Los matemáticos metafísicos usuales se jactan con gran orgullo
de que los resultados de su ciencia no tengan nada que ver con la realidad”.
¿No es esto irracional?
Sin embargo al
analizar cuidadosamente todas las conclusiones erróneas a las que llegan los
físicos, no son del todo malas, pues la existencia de falsedades, no hace más
que probar la autenticidad de las verdades, así que hasta los pensamientos más
irracionales, sirven de algo.
Marx considera que la experiencia religiosa no es una
experiencia de algo realmente existente. Su punto de vista es claramente ateo:
no existe Dios ni una dimensión humana hacia lo trascendente (por ejemplo, algo
así como un alma). Con la excepción de su tesis doctoral “Diferencias entre la
filosofía de la naturaleza de Epicuro y la de Demócrito”, en donde expresamente
se ocupa de los argumentos tradicionales para la demostración de la existencia
de Dios, no encontramos en su filosofía argumentos explícitos que muestren la verdad
del ateísmo frente a la verdad del creyente; para este filósofo el ateísmo es
más bien un principio. Seguramente porque pensó que ya las críticas de la
izquierda hegeliana, particularmente Feuerbach, habían puesto de manifiesto la
inconsistencia o falsedad de las creencias religiosas, Marx apenas se molesta
en refutar los argumentos para la demostración de la existencia de Dios, o en
mostrar el supuesto absurdo de las creencias religiosas. Si queremos buscar en
su filosofía una crítica a la religión la encontramos más bien en su idea de la
religión como alienación.
La religión tiene que ser estudiada objetivamente, esto
quiere decir que, desde su punto de vista, tenemos que estudiar la religión
como estudiamos cualquier otra manifestación humana, tratando de ver su
relación con otras experiencias humanas y, particularmente, en relación con las
condiciones económicas y sociales de la sociedad que la ha gestado. En esta
línea, Marx critica la religión por considerarla una forma de alienación. La religión es una
forma de alienación en tres sentidos:
• Por una parte porque es una experiencia de algo irreal, es
una experiencia de algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera
que no es Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios. Recordemos el
esquema básico de toda alienación: el sujeto realiza una actividad que le hace
perder su propia identidad, su propio ser; bien por su actividad, bien por el
objeto creado mediante ella, en la alienación el sujeto se anula a sí mismo.
Según Marx, esto es precisamente lo que ocurre en la religión: el hombre toma
lo que considera mejor de sí mismo (voluntad, inteligencia, bondad, ...) y lo
proyecta fuera de sí, en el ámbito de lo infinito; a su vez, esta proyección se
vive como una realidad que se enfrenta al propio sujeto que la ha creado. Si la
religión supone la existencia de Dios como algo infinito, lo hace oponiendo a
ella el mundo finito, incluido el hombre mismo, desvalorizando su propio ser y
su propio destino, desvalorizando el mundo humano frente a la calidad absoluta
de la realidad trascendente o divina, realidad, por otra parte, dice Marx,
meramente inventada por el hombre;
• Pero la religión también es alienación porque desvía al
hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y
felicidad, el mundo humano, el mundo de la finitud expresado en la vida social
y económica. Al consolar al hombre del sufrimiento que en este mundo le toca
vivir, sugiriendo en él que en el otro mundo le corresponderá la justicia y la
felicidad plena, le resta capacidad, energía y determinación para cambiar las
situaciones sociales, políticas y económicas que son las realmente culpables de
su sufrimiento. En este sentido Marx dice que la religión es el “opio del
pueblo”, pues en definitiva, adormece el espíritu revolucionario que de otro
modo tendría el ser humano.
• Finalmente, su crítica a la religión se extiende también
al hecho de que la religión suele tomar
partido, pero no por las clases desfavorecidas sino por la clase dominante,
perpetuando a ésta en el poder, legitimando el estado de cosas existentes,
dando incluso, en casos extremos, justificaciones teológicas al dominio de un
grupo social sobre otro.
Por las razones citadas, Marx consideró que era necesaria la
superación de la religión y que ésta pasa realmente por la superación del
sistema de clases sociales: la diferencia con respecto a Feuerbach se centra
precisamente en esta cuestión, pues para Feuerbach la supresión de la religión
era posible con su superación intelectual, con la crítica filosófica a la
religión; Marx creyó que era necesario, además y fundamentalmente, la
modificación de las condiciones económicas que la han hecho posible, es decir,
la desaparición del orden social creado a partir de la existencia de la
propiedad privada. En la sociedad comunista no existirá la religión pues en
esta sociedad no existirá la alienación, y ya se ha dicho que la religión
aparece como consecuencia de la alienación.
En resumen: La religión (pero no la base material y objetiva
que genera la religión) tiene como objetivo; santificar las relaciones sociales
de explotación de una clase social sobre otra, con la promesa que en la vida
después de la muerte, los pobres recibirán su justa recompensa. Desde ese
punto de vista, toda conclusión religiosa aplicada a la física y a la teoría
del Cosmos, tendrá la intención “subjetiva” de acoplar lo observado, al modelo
religioso. Ésa es la principal razón, por la cual, antes se creía que la
tierra era el centro del cosmos, porque esto reafirmaba la mitología de la
Biblia de que somos la más alta creación de Dios. ¿Es la tierra realmente el
centro del cosmos?, ahora la ciencia nos ha revelado la verdad: NO. Por esa
razón, es que la religión, es una forma de filosofía IRRACIONAL.
Gnoseología En la gnoseología se suele distinguir
entre tres tipos de conocimiento: el conocimiento proposicional, el
conocimiento práctico o performativo, y el conocimiento directo (acquaintance).
El primero se asocia a la expresión «saber que», el segundo a la expresión
«saber cómo», y el tercero, en el español, se asocia a la expresión «conocer»
(en vez de «saber»). Así decimos, por ejemplo, que en la biología se sabe que
los perros son mamíferos. Éste es un conocimiento proposicional. Luego existe
un saber cómo entrenar un perro, el cual es un conocimiento práctico o
performativo. Y por último, el conocimiento por familiaridad es aquel que posee
quien dice, por ejemplo, «yo conozco a su perro». La mayoría del trabajo en
gnoseología se centra en el primer tipo de conocimiento, aunque ha habido
esfuerzos por cambiar esto.
Un debate importante y recurrente en la gnoseología es aquel
entre el racionalismo y el empirismo. El racionalismo es la doctrina que
sostiene que parte de nuestro conocimiento proviene de una «intuición racional»
de algún tipo, o de deducciones a partir de estas intuiciones. El empirismo
defiende, en cambio, que todo conocimiento proviene de la experiencia
sensorial. Este contraste está asociado a la distinción entre conocimiento
a priori y conocimiento a posteriori, cuya exposición más famosa se encuentra
en la introducción a la Crítica de la razón pura, de Immanuel Kant.
Aún otra distinción influyente fue la que promovió Bertrand
Russell entre conocimiento por familiaridad, y conocimiento por descripción. El
primer tipo de conocimiento es el conocimiento directo, como puede ser una
percepción o un dolor. El segundo es en cambio el conocimiento indirecto, al
que llegamos sólo mediante una descripción definida que refiere unívocamente al
objeto siendo conocido.[2]
El problema de la Gnoseología para comprender “El Cosmos”,
es que recurrentemente niega los límites del conocimiento humano, lo cual
se puede comprender mejor con el siguiente ejemplo: Si le explicamos a un perro
que E=mc² éste no lo entenderá, pero ¿Y nosotros?. Realmente podemos entender
La Teoría del Cosmos?. Ese es el problema fundamental de la Gnoseología, lo
cual es completamente legítimo. Sin embargo se sabe del conocimiento humano, que
si le asignáramos una forma geométrica, puesta en el centro de un plano cartesiano,
éste tendría forma de espiral, donde el centro de la espiral (el cero del plano cartesiano de cuatro
cuadrantes, divididos por X y Y) representa el inicio histórico de la
cognición humana: los cuatro cuadrantes de la periferia de la espiral representan
las esferas de la realidad objetiva, y la línea misma de la espiral representa
el avance infinito del conocimiento humano. Si en la época de Aristóteles, la
espiral tenía cuatro vueltas –por ejemplo-, ahora podríamos decir que tiene
digamos seis vueltas. Es decir que la espiral ahora es más grande, el
conocimiento humano ha penetrado aún más en la realidad objetiva. No se han
descubierto más cuadrantes, sino que se ha penetrado más en la realidad
objetiva de los ya existentes cuadrantes. Así que aunque El Cosmos sea
infinito, usando este ejemplo podríamos decir que en la actualidad el ser
humano tiene la capacidad de hacer una representación en digamos siete vueltas
de la espiral, una vuelta más que en la época de Einstein, ni más ni menos. El conocimiento humano, avanza sobre la base
del conocimiento de nuestros antepasados, y ese es el principal problema de
la Gnoseología; su constante negación del límite del conocimiento humano.
Metafísica:. En wikipedia se lee:“La metafísica se ocupa de investigar la naturaleza, estructura y
principios fundamentales de la realidad.
Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones
fundamentales con las que entendemos el mundo, incluyendo: ser, entidad, existencia,
objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio.
Antes del advenimiento
de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las
ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de
filosofía natural.
La ontología es la
parte de la metafísica que se ocupa de investigar qué entidades existen y
cuáles no, más allá de las apariencias.
Aristóteles designó la
metafísica como «primera filosofía». En la física se asume la existencia de la
materia y en la biología la existencia de la materia orgánica pero ninguna de
las dos ciencias define la materia o la vida; sólo la metafísica suministra
estas definiciones básicas. En el libro quinto de la Metafísica, Aristóteles
presenta varias definiciones de términos filosóficos.
A lo largo de los
siglos, muchos filósofos han sostenido que de alguna manera u otra, la
metafísica es imposible. Esta tesis tiene una versión fuerte y una versión
débil. La versión fuerte es que todas las afirmaciones metafísicas carecen de
sentido. Esto depende por supuesto de una teoría del significado. Ludwig
Wittgenstein y los positivistas lógicos fueron defensores explícitos de esta
posición. La versión débil, por otra parte, es que si bien las afirmaciones
metafísicas poseen significado, es imposible saber cuáles son verdaderas y cuáles
falsas, pues esto va más allá de las capacidades cognitivas del hombre. Esta
posición es la que sostuvieron, por ejemplo, David Hume e Immanuel Kant”.
El problema de la metafísica, es que es un estrecho y
empírico, modo de pensar que se resume en el famoso pragmatismo "si
funciona, debe ser correcto" por lo que analiza los hechos de forma
aislada. Este modo de pensar es tan ilógico, que equivale a decir que para
construir una casa solamente se necesitan ladrillos. Aunque no se conozca de
arquitectura o ingeniería, cualquier persona sabe que para construir una casa,
los ladrillos son solamente una parte de los componentes, también se necesita
“Cemento” y “Estructura”. La
metafísica carece de cemento y de estructura por lo que los filósofos
metafísicos tampoco podrían explicar la
Teoría del cosmos.
Las otras categorías de la filosofía (Ética, Estética,
Filosofía Política, Filosofía de la mente y Filosofía de la historia) no serán
analizadas en éste ensayo.
¿Cómo se supera la irracionalidad de la filosofía?.
Obviamente con su contrario; la racionalidad. Ésta viene de la mano de la
ciencia, analizando los detalles del cosmos, destruyendo poco a poco los dogmas
y las contradicciones lógicas de la filosofía idealista o irracional.
Stephen Hawking describe en pocas palabras, como la
filosofía irracional (religión), fue perdiendo terreno frente a la ciencia:
“Ya en el año 340 a.C.
el filósofo griego Aristóteles, en su libro De los Cielos, fue capaz de
establecer dos buenos argumentos para creer que la Tierra era una esfera redonda
en vez de una plataforma plana. En primer lugar, se dio cuenta de que los eclipses
lunares eran debido a que la Tierra se situaba entre el Sol y la Luna. La sombra
de la Tierra sobre la Luna era siempre redonda. Si la Tierra hubiera sido un disco
plano, su sombra habría sido alargada y elíptica a menos que el eclipse siempre
ocurriera en el momento en que el Sol estuviera directamente debajo del centro
del disco…Aristóteles creía que la Tierra era estacionaria y que el sol, la
luna, los planetas y las estrellas se movían en órbitas circulares alrededor de
ella. Creía eso porque estaba convencido, por razones místicas, de que la
Tierra era el centro del cosmos y de que el movimiento circular era el más
perfecto…El modelo de Ptolomeo proporcionaba un sistema razonablemente preciso
para predecir las posiciones de los cuerpos celestes en el firmamento. Pero,
para poder predecir dichas posiciones correctamente, Ptolomeo tenía que suponer
que la Luna seguía un camino que la situaba en algunos instantes dos veces más
cerca de la Tierra que en otros. ¡Y esto significaba que la Luna debería
aparecer a veces con tamaño doble del que usualmente tiene! Ptolomeo reconocía
esta inconsistencia, a pesar de lo cual su modelo fue amplia, aunque no
universalmente, aceptado. Fue adoptado por la Iglesia cristiana como la imagen
del cosmos que estaba de acuerdo con las Escrituras, y que, además, presentaba
la gran ventaja de dejar, fuera de la esfera de las estrellas fijas, una enorme
cantidad de espacio para el cielo y el infierno...Un modelo más simple, sin
embargo, fue propuesto, en 1514, por un cura polaco, Nicolás Copérnico. (Al
principio, quizás por miedo a ser tildado de hereje por su propia iglesia,
Copérnico hizo circular su modelo de forma anónima.) Su idea era que el Sol
estaba estacionario en el centro y que la Tierra y los planetas se movían en
órbitas circulares a su alrededor. Pasó casi un siglo antes de que su idea
fuera tomada verdaderamente en serio. Entonces dos astrónomos, el alemán
Johannes Kepler y el italiano Galileo Galilei, empezaron a apoyar públicamente
la teoría copernicana, a pesar de que las órbitas que predecía no se ajustaban
fielmente a las observadas. El golpe mortal a la teoría aristotélico/ptolemaica
llegó en 1609. En ese año, Galileo comenzó a observar el cielo nocturno con un
telescopio, que acababa de inventar. Cuando miró al planeta Júpiter, Galileo
encontró que éste estaba acompañado por varios pequeños satélites o lunas que
giraban a su alrededor. Esto implicaba que no todo tenía que girar directamente
alrededor de la Tierra, como Aristóteles y Ptolomeo habían supuesto... “Newton
comprendió que, de acuerdo con su teoría de la gravedad, las estrellas deberían
atraerse unas a otras, de forma que no parecía posible que pudieran permanecer
esencialmente en reposo. ¿No llegaría un determinado momento en el que todas
ellas se aglutinarían? En 1691, en una carta a Richard Bentley, otro destacado
pensador de su época, Newton argumentaba que esto verdaderamente sucedería si
sólo hubiera un número finito de estrellas distribuidas en una región finita
del espacio. Pero razonaba que si, por el contrario, hubiera un número infinito
de estrellas, distribuidas más o menos uniformemente sobre un espacio infinito,
ello no sucedería, porque no habría ningún punto central donde aglutinarse”
Luego, Einstein vino a reafirmar y al mismo tiempo negar
todos los postulados de Newton. Los reafirmo en el sentido que comprobó que los
objetos grandes ciertamente atraen a los pequeños, pero lo negó en el sentido
que no es el objeto en sí, sino la curvatura de la tela tiempo - espacio, es la
que atrae a los objetos pequeños. Así que los postulados iniciales, que la
tierra era el centro del cosmos, fueron derribados por toda la evidencia
científica de lo contrario. Pero ¿Este derrumbe fue de un sólo, o fue gracias a
la acumulación de evidencia científica?. Aquí podemos ver como la acumulación
de una cantidad de postulados científicos, inevitablemente llegan a un punto en
que las viejas ideas están al borde del colapso, y eventualmente colapsan de
manera caótica, es decir; se produce un cambio de cantidad (documentos
científicos) a calidad (nuevo pensamiento racional).
En éste ensayo como expliqué al principio, se usa el método
contrario al de la metafísica, es decir, el materialista.
Este método de pensamiento parte de la premisa que la
materia es primero y la inteligencia o la idea, después. La materia determina
la idea, pues es antes que ésta. Según ésta,
la filosofía racional o “materialista”, para conocer el cosmos, hay que hacer
lo opuesto a Platón: dejar de meditar, abrir los ojos, encender la luz, y salir
a la calle para observar, deducir hipótesis, someter estas hipótesis a una
comprobación empírica, por medio de un experimento o una observación, y luego sacar
conclusiones racionales. En pocas palabras; la materia prima de la filosofía
racional, es la ciencia. No las
conclusiones, falacias y filosofía personal de los científicos, sino la ciencia
pura; es decir todo los conocimientos que están respaldados por comprobación
experimental u observación.
En resumen; La Teoría del Cosmos no puede ser explicada
tampoco por los filósofos y religiosos que usan únicamente lenguaje “de contenido” –dialéctico-, en primer lugar
por que apelan al concepto irracional de “revelación”, y en segundo lugar porque
éstos en su lenguaje de descripción de los rasgos del cosmos, no tienen lo que
le sobra al lenguaje de los Físicos; “Ecuaciones”. A los Físicos les falta
dialéctica y a los dialécticos les falta “Física”. Los Físicos utilizan la
“Forma” como materia prima de su lenguaje, los dialécticos utilizan “el
contenido”. Ambos se necesitan mutuamente, ellos deben hablar entre sí para que
interdisciplinariamente se aborde el fenómeno y sea mejor comprendido. Ese es
el propósito de este ensayo, unir: Forma y Contenido.
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