29 de marzo de 2014

4.5.1 Sensación


Sensación




     Los fósiles moleculares derivados de los lípidos de la membrana plasmática y del resto de la célula ―denominados «biomarcadores»― confirman que ciertos organismos similares a cianobacterias habitaron los océanos arcaicos hace más de 2700 millones de años. Estos microbios fotoautótrofos liberaron oxígeno a la atmósfera, el que comenzó a acumularse hace aproximadamente 2,200 millones de años y subsecuentemente transformó definitivamente la atmósfera terrestre.  La aparición de la fotosíntesis y el posterior surgimiento de una atmósfera rica en oxígeno y no reductora, puede también rastrearse a través de los depósitos laminares de hierro y bandas rojas posteriores, producto de los óxidos de hierro. Éste fue un requisito necesario para el desarrollo de la respiración celular aeróbica, la cual se estima que emergió hace aproximadamente 2,000 millones de años.
Los procariotas, entonces, habitaron la Tierra desde hace 3,000 a 4,000 millones de años. Durante los siguientes miles de millones de años no ocurrió ningún cambio significativo en la morfología u organización celular en estos organismos.
El siguiente cambio sustancial en la estructura celular lo constituyen los eucariotas, los cuales surgieron a partir de bacterias antiguas envueltas, incluidas, en la estructura de los ancestros de las células eucariotas, formando una asociación cooperativa denominada endosimbiosis. Las bacterias envueltas y su célula hospedante iniciaron un proceso de co evolución, por el cual las bacterias originaron las mitocondrias o hidrogenosomas. Un segundo evento independiente de endosimbiosis con organismos similares a cianobacterias llevó a la formación de los cloroplastos en las algas y plantas. La evidencia tanto bioquímica como paleontológica indica que las primeras células eucarióticas surgieron hace unos 2000 a 1500 millones de años, a pesar de que los atributos clave de la fisiología de los eucariotas probablemente evolucionaron previamente.
La historia de la vida sobre la Tierra fue la de los eucariotas unicelulares, procariotas y arqueas hasta hace aproximadamente 610 millones de años, momento en el que los primeros organismos multicelulares aparecieron en los océanos en el período denominado Ediacárico. Algunos organismos ediacáricos podrían haber estado estrechamente relacionados con grupos que más adelante se convertirían en prominentes, tales como los poríferos o los cnidarios. No obstante, debido a la dificultad a la hora de deducir las relaciones evolutivas en estos organismos, algunos paleontólogos han sugerido que la biota de Ediacara representa una rama completamente extinta, un «experimento fallido» de la vida multicelular, que supuso que la vida multicelular posterior volviera a evolucionar más adelante a partir de organismos unicelulares no relacionados. La evolución de los organismos pluricelulares ocurrió entonces en múltiples eventos independientes, en organismos tan diversos como las esponjas, algas pardas, cianobacterias, hongos mucosos y mixobacterias.
Poco después de la aparición de estos primeros organismos multicelulares, una gran diversidad biológica apareció en un período de diez millones de años, en un evento denominado explosión cámbrica, un lapso breve en términos geológicos pero que implicó una diversificación animal sin paralelo y el cual está documentado en los fósiles encontrados en los sedimentos de Burgess Shale, Canadá. Durante este período, la mayoría de los filos animales aparecieron en los registros fósiles, como así también una gran cantidad de linajes únicos que ulteriormente se extinguieron. La mayoría de los planes corporales de los animales modernos se originaron durante este período. Varios desencadenantes de la explosión cámbrica han sido propuestos, incluyendo la acumulación de oxígeno en la atmósfera debido a la fotosíntesis. (nótese la ley de la acumulación cuantitativa, que se traduce en un cambio cualitativo).  
Este salto cualitativo, se traduce en una nueva propiedad emergente de la materia; la sensación. Esta es algo así como un “reflejo” de la materia que se imprime en los organismos más simples. Es la recepción de estímulos importantes para los seres vivos de forma calórica, térmica, química o mecánica del medio ambiente, que se traduce  en impulsos eléctricos o químicos de una entidad biológica.
Una prueba de que la materia orgánica germinal, evoluciona hacia la sensación, se presenta en los Trilobites del período cámbrico.
Wikipedia/Trilobites: Los trilobites (Trilobites, del latín, "tres lóbulos") son una clase de artrópodos extintos, dentro del subfilo Trilobitomorpha. Son los fósiles más característicos de la Era Paleozoica (Era Primaria). Se han descrito casi 4.000 especies”.
Aparecieron en el período Cámbrico (al inicio del Paleozoico, hace unos 540 millones de años), y empezaron a diversificarse ya en el Cámbrico inferior. Tras la extinción masiva de finales del Cámbrico sólo sobrevivieron las formas que habitaban ambientes pelágicos, de aguas profundas. Durante el Ordovícico alcanzaron su máxima diversidad y ocuparon casi todos los nichos ecológicos marinos. A partir del Silúrico presentaron pocos cambios, hasta que en las crisis del Devónico medio y superior sufrieron una importante reducción, extinguiéndose todos los órdenes excepto Proetida. Durante el Carbonífero los representantes del grupo son escasos y restringidos a ambientes de arrecife. Los últimos trilobites, ya sólo habitantes de aguas someras, desaparecieron durante la crisis del límite Permo-Triásico (hace unos 250 millones de años). Por tanto, su presencia en la Tierra se prolongó durante todo el Paleozoico, más de 300 millones de años. Los trilobites son tan abundantes y han sido tan profundamente estudiados, que probablemente sean el grupo de animales fósiles más conocidos.
Inicialmente se consideraron antepasados de los crustáceos (en especial la cochinilla de humedad terrestre, que comparte ciertas características en común) o incluso de todos los artrópodos (ya que fueron los primeros en aparecer en el registro fósil). Hoy se les considera como un grupo independiente, separados de mandibulados y quelicerados.
Wikipedia: … “Sobre las genas del trilobites hay un par de grandes ojos compuestos sorprendentemente evolucionados (en algunas especies situados sobre pedúnculos), análogos a los de parientes actuales como los crustáceos e insectos. De hecho, los trilobites fueron los primeros animales en desarrollar ojos complejos, lo que probablemente influyó en su éxito evolutivo.”
Lo interesante de la evolución de los trilobites, es que a pesar que su evolución es independiente del resto de las formas de vida actual, éstos desarrollaron proto ojos. Los trilobites podían prácticamente “ver”, como actualmente conceptualizamos la visión, pero podían hacerse una imagen del ambiente que les rodeaba. El hecho que los trilobites hayan evolucionado en dirección de la sensación (óptica en este caso) es una prueba, que ese es el camino que necesariamente toma la evolución de la materia orgánica.





Aproximadamente hace 500 millones de años, las plantas y los hongos colonizaron la tierra y fueron rápidamente seguidos por los artrópodos y otros animales. Es indiscutible que la aparición de la “sensación” en forma de sistemas sensoriales, se presentó en los anfibios que aparecieron en la historia de la Tierra hace alrededor de 300 millones de años, seguidos por los primeros amniotas, luego los mamíferos hace unos 200 millones de años y las aves hace 100 millones de años. Todas estas formas de vida tienen algo en común: Órganos sensoriales.
La sensorialidad, es el germen de la inteligencia. La sensorialidad se deriva hacia; sensaciones, percepciones y representaciones. Esto ya lo analizamos al principio de este ensayo, y ahora regresamos nuevamente a esto, pero sobre una base cualitativamente superior. El grado sensorial del conocimiento, agrupa ciertas impresiones formando los conceptos. La agrupación de conceptos, da lugar a los juicios y diversos juicios basados en premisas conocidas por la práctica, inevitablemente llevan al surgimiento del razonamiento, es decir, la inteligencia.
El “concepto” es la primera forma de pensamiento y tiene cinco elementos: 1) el elemento visual; es la imagen que el fenómeno proyecta en nuestro cerebro (una manzana por ejemplo, o la palabra “manzana” escrita en un lenguaje que reconozcamos). 2) el elemento auditivo; es el sonido que el fenómeno emite hacia nuestro cerebro (el sonido de una manzana siendo partida a la mitad por ejemplo, o la palabra “manzana” dicha en un lenguaje que reconozcamos). 4) el elemento gustativo; es el sabor que el fenómeno tiene en el paladar (el sabor de la manzana). 5) el elemento táctil; la textura perceptible del fenómeno.  En pocas palabras, el concepto es la forma de pensamiento, que agrupa las cinco sensaciones captadas por nuestros sentidos, en un solo elemento, que a su vez es un reflejo subjetivo de un fenómeno objetivo. El ser humano reúne infinidad de conceptos en sus primeras etapas de vida. De la misma forma, como acabo de describir la formación del concepto “manzana”, así mismo se formó el concepto “árbol”, o el concepto “bosque”.
El “Juicio” es cuando el ser humano “relaciona” un concepto con otro concepto. Por ejemplo: La manzana “está relacionada” con el árbol. ¿Cuál es la relación que existe entre estos dos elementos?. El ser humano se da cuenta que por su acción práctica sobre estos dos fenómenos objetivos, que las manzanas nacen de los árboles, o “están” contenidas en el árbol”. El juicio sería entonces: “La manzana, está en el árbol”, o en plural: “Las manzanas están en los arboles”.
El “razonamiento”, se da  cuando el cerebro une dos juicios: Las manzanas están en los árboles, los árboles están en los bosques; por lo tanto; Las manzanas están en los bosques. Si un ser humano divisa un bosque a lo lejos, puede inferir o razonar que en ese bosque hay árboles, y por lo tanto hay manzanas, así que si tiene hambre se dirige a ese bosque lejano, aunque no haya sido capaz de divisar ni una manzana.

El conocimiento inferido o razonamiento (inteligencia), es cuando nos vemos obligados a menudo a apoyarnos no en la experiencia inmediata sino en el saber anteriormente adquirido. Confrontando entre sí proposiciones verdaderas conocidas, podemos describir nuevas verdades, dar una base a algunas otras proposiciones cuyo carácter verídico no se haya establecido.  EJEMPLOS:   A) los cuerpos celestes pequeños giran alrededor de los grandes, la tierra es  un cuerpo celeste, LA TIERRA GIRA ALREDEDOR DEL SOL   B) los mamíferos tienen mamas, el perro es un mamífero, EL PERRO TIENE MAMA.

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